martes, 25 de octubre de 2011
Capitulo 19: Despedida
Con ese beso vinieron a mi cabeza recuerdos borrosos; cuando reaccione, rápido lo aleje de mí.
Me llene de furia como se atrevía a hacerme eso, yo no era ninguna cualquiera, estaba a punto de darle una bofetada.
Mi celular tenía una llamada entrante.
-¿Hola?
-¿Puedes salir un momento? Estoy fuera de tu casa.
Me quede en silencio por un rato, aún me costaba trabajo reconocer las voces, vino a mi un recuerdo fugaz, Santiago.
-¿Ah...eres tú? – dije algo insegura por miedo a equivocarme de persona - ¿Qué necesitas?
-Solo quiero despedirme, te espero afuera no tardes.
Me colgó el teléfono, de pronto un sentimiento extraño se apoderó de mi, ¿Cómo es que podía irse?, ¿Por qué se quiere despedir de mi?, miles de preguntas giraron en mi cabeza, salí corriendo hacia la puerta principal, pero algo detuvo mi camino. Era él, me sostenía por el brazo, intente soltarme, no lo logré y él apretó con más fuerza; me estaba lastimando, el lo noto y me soltó, lo mire a los ojos pude notar algo de tristeza. Recordé que tenía que salir, me aleje de él, en verdad se veía triste pero no sabía el porqué.
Cuando salí de la casa aún me sentía confundida, alguien se abalanzo sobre mí y me abrazo.
-Por favor, prométeme que no me vas a olvidar.
-Espera – dije alejándolo de mí - ¿a qué te refieres?
-Me voy de regreso a México. Mi padre quiere que maneje la empresa que tiene allá.
-¿¡Pero que no eres aún un chico!? – dije exaltada, creo que en el fondo una parte de mi no quería que se fuera –
Entonces… ¿te irás?
-Sí, tengo que obedecer sus órdenes, pero no me dejará completamente solo tendré ayudantes, aún así gracias por preocuparte por mi pequeña salvaje.
No dije nada, en verdad me había hecho bien de alguna manera estar con él, podía ser yo y hablar, y exprésame, creo que de verdad no quería que se fuera.
-Buen viaje
Fue lo único que pude decir antes de que el impulso me llevara a abrazarlo.
-Mi avión sale mañana a las 10:00, espero verte en el aeropuerto me harías muy feliz si fueras a despedirme.
-Estaré ahí – dije fingiendo una sonrisa y tratando de que mis lagrimas.
Santiago limpio mi mejilla, me sonrió y luego una lagrima corrió pero ahora en su mejilla.
-Babo, y yo pensé que me odiabas. Si esto sigue así me obligarás a quedarme.
Rápido limpie mi cara.
-No, tienes que obedecer a tu padre, y pues quizá te odiaba pero creo que llegaste a ser un buen amigo para mí.
-¿Amigo?, con que solo eso pude ser para ti, un amigo – bajo la cabeza
-Lo siento no puedo darte más, aunque mi cabeza aún no está muy clara sé que mi corazón está con otra persona, aún tengo que averiguar quién es.
-Créeme que esa persona que buscas está muy cerca de ti. No digo más me voy aún tengo cosas que empacar.
Recuerda mañana a la 10:00 ¡en punto! - me dijo mientras se subía a su coche, me limite a asentir con la cabeza y a despedirme con la mano.
Entre a la casa algo triste, camine muy lentamente a las escaleras, subí lentamente el primer escalón, hice lo mismo con el segundo, llegue al tercer escalón, estaba a punto de estar completamente sobre el cuarto cuando algo me empujo tan fuerte que caí de espaldas, mi cabeza reboto en el suelo y perdí el conocimiento.
Desperté algo asustada, algo lamia mi cara con mucha euforia. Cuando abri bien los ojos pude notar que se trataba de un hermoso perro, un Husky Siberiano, a lado de él estaba ese chico, Jung Min.
-Are you Ok?, Hey!
-Oh que rayos – me dije a mi misma levantándome del suelo y sobando mi cabeza
-What? I can’t understand
-Oh, i’m ok, thanks.
-Excuse me, Nana is crazy and she got out of my room very fast.
-Oh, no problem. – me levante, acaricie la cabeza de Nana y me fui aún algo adolorida a mi habitación. No paso mucho cuando me di cuenta que había un dolor extraño en mi espalda, la toque y pude ver un poco de sangre en mi mano, hice un grito ahogado y corrí a mi habitación abri la puerta de golpe y traté de mirarme en el espejo, levante un poco mi blusa y note que tenía un gran raspón y estaba sangrando un poco.
-Demonios, y ahora como me voy a curar la espalda. – de mala gana fui a buscar el botiquín que había dejado Eun Hwa en mi habitación sabiendo que soy demasiado propensa a tener accidentes.
Lo abrí y encontré una gasa y algo de algodón y alcohol. Empecé por deshacerme mi blusa, con mi mano busque el raspón, humedecí un trozo de algodón con alcohol y tocar mi herida con cuidado, di un pequeño salto de dolor, en verdad ardía.
De pronto alguien me quito el algodón de la mano y comenzó a limpiar mi herida.
-Que bueno que llegas Eun Hwa, no podía hacerlo sola…
Esa persona no era Eun Hwa, desabrochó mi sostén.
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