domingo, 25 de diciembre de 2011
Capitulo 24 Nueva Familia
Las lágrimas rodaban por mis mejillas, el aire de la ciudad estaba muy frío, eso no me importo y seguí corriendo, quería dejar todo atrás. La última impresión que me quedo de Jung Min no podía borrarla de mis pensamientos.
Cuando me di cuenta estaba en unas calles que no conocía, aún no lograba familiarizarme con Seúl. De un momento a otro sentí el frío y un poco de hambre. Busque en mi bolsillo, solo habían unas cuantas monedas ni eso me alcanzaba para tomar el autobús que me llevaba de vuelta a casa. Me senté resignada en la acera cerca de una alcantarilla que para mi mala suerte fue el lugar por donde escaparon dos de mis monedas, estaba completamente perdida.
No pude evitar dejar caer unas lagrimas por mis mejillas, de nuevo estaban ahí. Moví mi mano fría hacia mi abdomen.
-Mi bebé, nunca te dejaré solo, tu mami siempre estará para ti cuando me necesites.
Me levante un poco más animada, era verdad ahora no estaba yo sola había alguien inocente e indefenso dentro de mí.
Camine entre las oscuras calles y pronto encontré un restaurante típico de Corea, como pude pedí algo de comer con lo poco que tenía de dinero, me ofrecí con el dueño del lugar para trabajar unas cuantas horas y así poder tener algo de dinero y aprender a ganarme la vida sola, algo me decía que tendría que ser así por largo tiempo.
Termine de lavar los platos y limpiar las mesas, me giré para comenzar a guardar las cosas que había utilizado para la limpieza, pero no podía tomar nada con mi mano, la cabeza comenzaba a darme vueltas, después todo fue oscuridad.
Cuando recupere la conciencia estaba en una habitación muy pequeña, era muy diferente a mi habitación en casa de los Park, yo no tenía cama, al contrario estaba sobre un especie de sleeping aunque estaba prácticamente sobre el suelo era muy tibio y eso no estaba nada mal.
Aún estaba algo mareada pero como pude me levante de mi “cama” y abrí una pequeña puerta deslizable me encontré con un tazón mediano de ramen en una mesa a la altura del suelo, unos palillos y dos pequeños platos, de pronto apareció una mujer de edad mayor, era coreana obviamente, me miro y me sonrió dulcemente.
-¡Qué bueno que ya despertaste! – me dijo, me quede extrañada, hablaba español aunque con dificultad.
-Gracias, pero ¿Cómo es que sabe español?
-Mi nieta, su madre es de Colombia, ellas me enseñaron algo del idioma. Me llamo Yoon Tae Sun mi marido aún no llega, él fue el que te trajo aquí. Dice que te desmayaste en el trabajo.
Con que eso era, ahora ya sabía porque estaba ahí pero no podía quedarme, ya la noche estaba muy avanzada, intente levantarme pero al instante me maree. La ajumma se acerco rápido a mí, para ser una mujer mayor aún se movía con agilidad.
-No pequeña será mejor que no te levantes, tu bebé estará más cómodo si su terca madre se queda quieta.
La mire asustada.
-¿Cómo es que sabe que…?
-¿Estás embarazada? Muy simple se nota en tu rostro, a las mujeres nos cambia el rostro cuando estamos esperando a un hijo, se llena de luz y hay un brillo especial en nuestros ojos. Además en el hospital nos lo confirmaron, no podíamos dejarte sin revisión médica.
Después de un rato de platicar con la ajumma mi estómago rugió demasiado fuerte como para poder esconder mi hambre.
-Veo que el pequeño ya se termino su comida, ven conmigo hay un poco de ramen en la mesa.
Pude darme cuenta que era una pareja humilde, su casa era pequeña pero muy acogedora, tenían pocos muebles, y los que tenían estaban en muy mal estado pero aún así la sonrisa de la ajumma no desaparecía por ningún motivo.
Nos sentamos y después de tener nuestros platos servidos la plática volvió.
-Y cuéntame, ¿Dónde está el muchacho?
-¿Muchacho?
-Me refiero al padre del bebé.
-Ahh, eso. Pues no sé, quizá en su casa no debe estar ni siquiera preocupado.
-No lo creo, eres una muchacha muy linda, y además la madre de su hijo.
Solo pude sonreír falsamente y comenzar a comer el ramen tontamente ya que no sabía aún usar muy bien los palillos.
La ajumma se levanto y camino un poco hacia una habitación, se giró hacia mí y me dijo:
-Puedes encender la televisión si gustas, no tardo.
Incada me arrastre hacia la televisión y la encendí, estaba sintonizada en el canal de las noticias, vi algo que me dejo helada.
En las noticias estaba yo alguien me buscaba, estaba reportada como persona desaparecida.
-¿Será Jung Min que me está buscando? – por un momento me alegre y sentí emoción en mi corazón.
De pronto apareció la persona que me buscaba, no era Jung Min. Mi corazón sintió otro fuerte golpe.
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