Capitulo 25: Tiempo Despues

La persona que me buscaba no era Jung Min, pero aún así me sorprendí al darme cuenta quién era.

En el noticiero había un nombre que definitivamente había reconocido. Santiago

-Pero, ¿Cómo es que se entero?

No pude entender casi nada ya que estaba dando la entrevista en coreano, pero de un momento a otro hizo una pausa y miro hacia la cámara, empezó a hablarme en español:

-Paola, yo sé que no entiendes el coreano muy bien, pero espero que este viendo esto y vuelvas a casa de ese tonto, estamos todos preocupados por ti, volví a Corea solo porque me enteré que no te encuentran, comunícate conmigo. Te lo suplico.

No pude más, apague el televisor. Las lágrimas rodaron por mis tibias mejillas. Sentí la necesidad de abrazar mi vientre, quizá mi bebé también estaba triste.

-No te preocupes, sea como sea vamos a ser felices. No importa si tu papi tiene a alguien más, siempre será tu papi.
Tome mi teléfono y busque entre mis contactos. Ahí estaba Santiago.

-¡PAOLA! ¿EN DONDE TE HAS METIDO?

-Por favor baja la voz, solo te llamo para decirte que estoy bien, no se preocupen por mí. Seré feliz, así que ustedes también séanlo.


Corte la llamada.

No podía, mi corazón quería volver a los brazos de Jung Min pero él no me necesitaba más, solo fui una aventura, nunca me tomo enserio.

Entro una llamada nueva a mi teléfono, era Santiago de nuevo. Seguiría insistiendo así que saqué la batería de mi celular.

Así pase 2 meses y medio, cuando mire, mi barriga era ya más grande. Todas las tardes escuchaba la canción que más me gusta de Jung Min, Like Tears Are Falling. La escuchaba con mi chicharito, estaba segura que sería un gran y fuerte hombrecito. Tenía ya un trabajo de medio tiempo en una tienda de ropa muy cerca de la casa de la ajumma. Así podía ayudar con los gastos que implicaba mantener a una embarazada.

-¡Ajumma! See you tomorrow!

Mi turno había terminado, para llegar a casa tenía que pasar por un pequeño mercado donde vendían todo tipo de comida, todo se veía delicioso, no podía haberse hecho esperar los antojos. Estaba de suerte, acababa de recibir mi paga, compre unas banderillas, unas pocas (4) estaban muy deliciosas.

-A este paso tendré que rodar al trabajo – me dije a mi misma

Seguí mi camino hacia casa. Casi olvidaba, tenía que llamar a mamá y seguir fingiendo que seguía en la escuela.

Me senté en una pequeña banca, tome mi celular y marque el número de mamá. Estuve mirando por unos segundos a mis alrededores, niños corriendo, vendedores, ajummas y ajusshis caminado por las calles, todo parecía normal. De pronto algo más llamo mi atención, de alguna manera parecía reconocer esa camioneta, definitivamente era la de la familia Park. Colgué mi teléfono, creo que mi madre ya había respondido mi llamada, no me importo. Tome las bolsas torpemente, traté de caminar lo más rápido que pude, no sirvió de nada, una mano ya estaba sobre mi hombro.

Escritora: Paola Morales