En mi mente solo había pequeñas hadillas, todas
bailaban delicadamente, mientras yo caía lentamente sobre una cama de
flores. Estaba realmente divagando pero, la manera en que rozaba sus
labios con los míos no me permitía volver en sí.
Sentirlo de nuevo tan cerca me hacía querer aferrarme a ese instante y mantenerlo por siempre.
Finalmente se retiro un poco pero su rostro aún estaba lo suficientemente cerca del mío para poder sentir nuestras respiraciones.
-Te extrañaba tanto.
No supe que decir.
-Me hacías falta, el olor de tu cabello, el sabor de tus labios.
-Yo… lo
Sus dedos cubrieron delicadamente mis labios.
Sentirlo de nuevo tan cerca me hacía querer aferrarme a ese instante y mantenerlo por siempre.
Finalmente se retiro un poco pero su rostro aún estaba lo suficientemente cerca del mío para poder sentir nuestras respiraciones.
-Te extrañaba tanto.
No supe que decir.
-Me hacías falta, el olor de tu cabello, el sabor de tus labios.
-Yo… lo
Sus dedos cubrieron delicadamente mis labios.
La atmosfera era perfecta, los dos solos… no por mucho
-¡OPPA! ¡OPPA! – era la chica que habíamos dejado atrás en la clínica, tenía un mal gesto en su rostro, su maquillaje se había corrido y su cabello era una maraña. Golpeaba insistentemente el cristal del coche, tenía sus zapatos en las manos, por lo menos pudo recuperar el que nos había lanzado. Jung Min dijo algo por lo bajo, no pude entenderlo, bajo del coche y al llegar hasta esa chica la tomo del brazo y la llevo con él hacía un lado de la carretera.
La chica movía los brazos de un lado a otro, se estiraba el cabello y hacia rabietas; si que estaba molesta.
Termino lanzando sus desgastadas zapatillas al suelo, y comenzó a llorar estrepitosamente.
Jung Min se alejó lentamente de ella y subió de nuevo al coche.
-No sabe hacer nada más que hacerme ese tipo de escenas.
-Pues tiene mucha razón, después de todo es tu prometida. – dije volteando mi mirada al cristal.
Jung Min lanzó una carcajada enorme, golpeaba el volante y sus ojos terminaron por sacar lágrimas.
-¿TE REFIERES A ELLA? ¿MI PROMETIDA?
Y seguía su ataque de risa, termino de limpiar las lágrimas que se asomaban por las comisuras de sus ojos.
-¿Por qué piensas eso?
-Ella me lo dijo – dije algo seria
-Esa niña, nunca entenderá.
Mi mirada se volvió a él, lo miré con extrañeza.
-Es mi prima, y solo eso. Tiene delirios extraños, dice que soy su novio, a mi ya solo me queda ignorarla.
-Entonces ¿Qué hacían los dos en la misma clínica que yo? Ahí solo van mujeres embarazadas o cosas por el estilo. O ¿será que tu estas…
Mi pregunta quedo en el aire.
-NO ESTOY EMBARAZADO
-Oye ahora que lo recuerdo, tú mismo la presentaste como tu prometida.
-Oh ¿aquella vez? Mira ahora puedes entender porque la tengo que presentar como “mi prometida” es una pequeña que hace rabietas, en ese momento no podía desperdiciar mi tiempo tratando quitármela de encima.
- …
-Pero la que veo que si está en una situación “embarazosa” eres tú. – dijo mirando sugerentemente mi barriga de ya 3 meses.
La cubrí torpemente con mis brazos.
-¿Esta feliz?
-¿?
-Que si está feliz, el padre de tu bebé.
-Ah, sí. Mucho, el me cuida quiero decir nos cuida a los dos.
-Ya veo. – dijo con la voz un poco apagada.
-Lo siento, no debería estar hablando de esto.
-No te preocupes, porque sé que todo lo que me dices es mentira.
Me quede en shock.
-Te conozco perfectamente, se cuando mientes, además no me has olvidado aún. –Señalo mi cuello – aún llevas el dije que te regale – Y se también que ese pequeño será un Park cuando nazca.
Se acerco a mi barriga, la acarició suavemente y la beso.
-No te preocupes bebé, papá ya está contigo. – se
acomodo en su lugar y encendió de nuevo el coche, esta vez fuimos aún más lejos, la chica loca se quedó de nuevo en la carretera.
Paramos unos 4 kilómetros adelante, Jung Min me pidió algo.
-¿Puedes pasar al asiento trasero? Por favor no preguntes, confía en mí.
Asentí con la cabeza, estaba muy nerviosa para hablar.
Me senté justo detrás del asiento del copiloto, no pude sentir cuando Jung Min entró al coche, estaba junto a mí y de pronto se recostó levemente en mis piernas, su cara estaba de frente a mi barriga, el sonreía.
Tomo una de mis manos y la colocó sobre su cabeza, yo supe lo que quería de inmediato.
Acaricie su cabello, lo extrañaba tanto, el olor que emanaba de él era único.
Él por su parte comenzó a cantarle a mi bebé, mis lágrimas no se pudieron contener al escuchar la canción que él estaba susurrando. Era nuestra canción favorita.
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