jueves, 26 de julio de 2012
Capitulo 32: Complicaciones Jung Min ver.
Habían pasado ya unos meses desde que había vuelto a esta con ella, me sentía tan feliz.
Verla a diario de nuevo, como antes, pero ahora tenía algo diferente. Había madurado, algo en su cara era diferente, su mirada estaba más llena de amor que antes, y sus ojos se iluminaban cuando hablábamos de los planes del fututo. Ella estaba segura que nuestro b ebé sería un niño y aún así yo mantenía la esperanza de una niña con sus mismos ojos.
Esa noche fue como las normales, ella llego después de mi a la cama, siempre se quedaba sentada en la silla cercana a la ventana, se sobaba la barriga y le susurraba algo al bebé, ella lo llamaba Chicarito.
Cuando llego a la cama la recibí en mis brazos, ella acurruco su cabeza en mi pecho, eso me hacía sentir el hombre más feliz del mundo. Nos quedamos dormidos de inmediato.
No me di cuenta cuando se levanto, estaba aún medio dormido cuando escuche como algo pesado caía al suelo de la habitación, me talle los ojos un poco, Eun Hwa había entrado por la puerta, no pasaron ni dos segundos cuando Eun Hwa soltó un alarido. Corrió de la puerta y se tiro al suelo desesperada, yo me asuste. Me moví un poco y me di cuenta que Eun Hwa estaba moviéndola, ella estaba ahí inmóvil, en el suelo.
Me levante de la cama y la tome en brazos.
-¡Enciende el auto y vámonos! – le dije a Eun Hwa
Ella salió corriendo como rayo, mientras yo trataba que Paola no se golpeara la cabeza con algo mientras la llevaba al auto.
No se movió en todo el camino al hospital, estaba muy quieta y eso me dio aun más miedo, ella nunca esta quieta. Llegamos a la clínica de maternidad que Eun Hwa me dijo.
La instalaron en un cuarto pero no me dejaban verla.
Esperé y esperé hasta que la enfermera me permitió pasar.
Ella aún seguía dormida, tan tranquila y seria. Rápido corrí a su lado, le acaricie la cara.
-¿Estás bien? ¿Y chicharito como esta? No me dejes – yo temía lo peor en esos momentos-
Eun Hwa trajo a la habitación las maletas que Paola ya había preparado desde que supo que estaba embarazada. Había todo ahí adentro, pañales, mantas y lo que más me toco el corazón, una foto de ella besando un poster mío. Por la parte de atrás decía:”Estos somos papá y yo, te amamos”
Enserio creía que ya nunca volveríamos a estar juntos, tome su mano fuerte, guarde de nuevo las cosas y no solté su mano.
Horas más tarde escuche su voz entre sueños y otra molesta voz también la acompañaba
Hablaba con ese molesto doctor, tonto.
-¿Qué haces tu aquí? – le dije
-Soy quién la está cuidando a ella y a tu hijo. ¿Algún problema?
Su presencia si que me hacía enfurecer, sabía que el estuvo a punto de quitármela junto con mi hijo.
-Tch! No te le acerques más de lo necesario, yo estoy con ella no te necesita.
-MIRA INSECTO…
Estaba a punto de golpearlo cuando ella comenzó a hacer chillidos ahogados. Con sus manos apretaba fuerte la sabana. Me asuste de nuevo, toque su cara ella sudaba demasiado, y en su cara había mucho dolor, una de sus manos estaba aferrada a su barriga.
-¡ENFERMERAS!
El tonto llamo a su equipo, me alejo de ella, yo forcejee.
-Retírate por favor, ella está mal, tal vez tengamos que intervenirla. Sal de aquí.
-No puedo, no la voy a dejar, no de nuevo. – comencé a gritar su nombre- ¡PAOLA NO ME DEJES! ¡YO NO TE VOY
A DEJAR!
El tonto llamo a seguridad y no pude hacer nada más.
Las horas pasaban en la sala de espera, la habían llevado de urgencia al quirófano.
Eun Hwa estaba conmigo pero me sentía tan solo y perdido.
-Oppa, tranquilo, ellos van a estar bien. Los doctores saben qué hacer.
-No sé que voy a hacer si ella me deja. – una lagrima indiscreta rodo por mi mejilla, la limpie violentamente-
Ahora vuelvo
Salí, no podía soportarlo, ella estaba ahí indefensa y yo no pude hacer nada por quitarle ese dolor, por mi culpa tenía ese dolor, por mi culpa sufrió 3 meses sola, todo esto era mi culpa.
Volví desconsolado a la sala de espera con Eun Hwa.
Llevaban más de 4 horas en el quirófano, y aún no teníamos noticias de mi bebé y de ella.
De pronto salió el tonto Jiang.
-Buenas noticias, tienes un varón grande y fuerte. Tiene sus ojos. La mala, la niña está muy débil, puede no
sobrevivir.
-¿La niña? ¿Cuál niña?
-Oh lo siento, olvide decírtelo, no la habíamos visto en el ultrasonido pero cuando abrimos ahí estaba, tienes gemelos.
Una gran ola de sentimientos encontrados vinieron a mi cabeza, solamente pude caer de lleno en la silla de la sala de espera.
Escritora: Paola Morales
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