Su cara era brillante como siempre, y esa sonrisa que lo caracterizaba.
-Oh, doctor. No se preocupe, estoy bien. Puedo ir en taxi.
-No, sube. Me estoy ofreciendo, y déjame decirte un secreto, no soy tan amable con las demás chicas así que eres afortunada.
-No pero…
Fui interrumpida, algo estrujo mi brazo con tanta fuerza que casi caigo.
-Que está bien, ¿o es que acaso no entiendes lo que dice?
Me quede helada, Jung Min; había salido de la completa nada y ahora estaba aquí a mi lado con su mano fuertemente aferrada a mi brazo, su respiración era algo acelerada.
-Por favor, no sea agresivo caballero. En primer lugar, suelte a la dama creo que la esta lastimando.
Estaba tan centrada en Jung Min que olvide por completo el dolor que me estaba causando. Pero el no me soltó.
-¿Y quién te crees para darme ordenes?
-Y no soy absolutamente nadie, pero en verdad está lastimando a la señorita.
Jung Min desclavo su mirada del doctor Jiang y la cruzo con la mía.
-Lo siento.
En ese momento separo su mano de mí, yo pose mi mano sobre mi brazo, mi chamarra aún estaba tibia, me gustaba sentir su calor de alguna manera sentía que se la estaba transmitiendo a nuestro bebé.
Sonreí estúpidamente mientras cerraba los ojos lentamente.
Volví de golpe cuando la conversación entre Jung Min y el doctor Jiang se puso más acalorada.
-Y a todo esto, ¿tu quién eres para creer que tienes derecho sobre ella?
-Yo soy… soy… era su novio
La voz de Jung Min se apago por un instante.
-Lo sabía, solo eres un ex-novio celoso. No eres problema.
La actitud del doctor Jiang había cambiado, ahora no se veía amable.
-ERES HOMBRE MUERTO
Jung Min estaba listo para lanzar el primer golpe cuando algo lo detuvo, la voz de una chica que gritaba desde unos metros atrás.
-¡Oppa! ¡OPPA!
Jung Min se giro, miro a la chica un momento. Frunció el ceño.
-Vámonos.
Me tomo del brazo, y me arrastro con él.
-Oye tu loco, no vas a soltarme.
-No
-Suéltame ahora
-No
Caminamos tan rápido que llegamos al coche.
-Sube – me dijo
-No
Frustrado abrió la puerta, regresó a mí y me tomo en sus brazos.
-Valla que has subido de peso
-Cállate y bájame – dije pataleando
Me puso con cuidado en el asiento del co-piloto y cerró la puerta, corrió al otro lado del coche y también lo abordo.
-Ahora sí.
Arranco el coche y salimos a toda velocidad del estacionamiento, mire hacia atrás, la chica de antes, su prometida, venia aún tratando de alcanzar el coche, agitaba los brazos y se despeinaba, creo que nos lanzó uno de sus zapatos.
-Creo que subiste a la persona equivocada – dije rompiendo el silencio
-Aquella mujer siempre ha sido la persona equivocada.
Sus labios formaron una delgada línea, y aceleró un poco más, me limite a sonreírle al cristal de mi ventana.
Condujo unos kilómetros, ya estábamos fuera de la cuidad, hasta que detuvo el coche en un gran prado.
Nos estacionamos a la orilla de la carretera, apago el coche. Un silencio mortal se volvió parte de la atmosfera.
Yo no sabía qué hacer ni que decir, estaba completamente desconcentrada.
Finalmente el rompió el hielo.
-Valla que fue intenso todo esto, ¿no lo crees?
-Si algo – conteste rápidamente, estaba muy nerviosa
-¿Y cómo es tu vida ahora?
-Tranquila, pero no creo que te interese, tú tienes cosas más importantes por las cuales preocuparte ahora.
-Como no me v a interesar tu vida, que ahora no solo es una. Hay otra persona a la que tienes que cuidar – dijo mientras señalaba con su mirada mi barriga, al momento la escondí debajo de mi chamarra.
-Si bueno, eso…
No pude terminar, Jung Min había tomado mi mano entrelazando sus dedos con los míos, se acerco rápidamente y con su mano izquierda tomo mi cabeza y la acerco a la suya. Pude sentir su respiración otra vez, seguía siendo la misma y aún me provocaba las mismas sensaciones de antes, fue inevitable, sus labios lentamente rozaron los míos, no pude negarme lo extrañaba y seguí su juego. Me perdí cuando sus dedos se entrelazaron en mi cabello.
Escritora: Paola Morales
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