jueves, 17 de mayo de 2012
Capitulo 31: Empezando de nuevo
Algo dentro de mí se movía, estaba feliz.
Jung Min tomo mi mano y junto a la suya las puso sobre mi barriga.
-Papá y Mamá están aquí. No tienes por qué tener miedo.
Era un sueño.
Después de unas horas volvimos a la ciudad.
Me había dormido durante una pequeña parte del camino, él aún así nunca soltó mi mano.
Me despertó.
-Hay alguien que quiere verte.
Yo aún media dormida solo lo mire, el esbozó esa hermosa sonrisa, esta vez se veía diferente, se veía más hermosa que siempre.
Bajé del auto, el rápido corrió a mi lado y me tomo delicadamente del brazo.
-No es necesario – dije riendo por lo bajo – apenas y tengo 3 meses, casi 4. Puedo hacerlo muy bien sola.
-Ya has estado mucho tiempo sola, no quiero separarme de ustedes nunca más.
Me detuve y lo mire, fruncí el ceño.
-Creo que tienes algo … - dije mientras trataba torpemente de pararme en las puntas de mis pies, me impulse hacia el y lo besé. Era la primera vez que lo hacía de esa manera, me sentí avergonzada.
-Eso no me lo esperaba. – dijo algo perplejo – pero me gusta.
Me tomo en brazos y me levanto, estaba algo asustada por el vértigo, así que me aferre a su chaqueta.
-No tengas miedo, no más miedo.
Camino hasta la entrada, era un pequeño departamento, me bajo lentamente y presiono el intercomunicador.
-Soy yo.
Fue lo único que dijo, se desactivo la seguridad de la puerta y pasamos, tomo firmemente mi mano.
Entramos, estaba en completa oscuridad. No podía ver nada claramente gracias a mi ceguera nocturna. A tropezones subí unos cuantos escalones, Jung Min siempre estuvo a mi lado y no me dejo caer.
Cubrió mis ojos con sus manos.
-Sabes, eso no servirá de nada. Mi vista está obsoleta.
-No importa, son procedimientos.
Reí sarcásticamente, de pronto me sentó en una silla, me hizo cerrar los ojos y prometer que no los abriría por nada del mundo.
Tomo mis manos y las coloco en una mesa. Escuche como se alejaban sus pasos pero no tardo mucho en volver.
Pude sentir como algo estaba en la mesa, cerca de mis manos.
-Saengil chukha hamnida, -empezó a cantar mientras el mismo trataba de abrir mis ojos- saengil chukha hamnida, jur gu eun sarang eul saengil chukha hamnida.
Al abrirlos me encontré con un gran pastel, tenía un betún blanco en unas partes estaba más cubierto que en otras, estaba decorado con dos personitas, una de ellas tenía un pequeño bulto en el estómago, supuse que era yo.
No pude evitar dejar salir una lágrima. Era un regalo estupendo, y más porque había sido cocinado por el mismo.
-Estas son las maravillas que puedo cocinar. –Dijo Jung Min con orgullo- Ves a las dos personas que están ahí, somos tú y yo. ¿Y vez esa barriga en ti? Es nuestro chicharito. Qué suerte que tengamos la misma fecha de nacimiento.
-Lo sé, gracias por estar conmigo.
-Gracias a ti por perdonarme.
La atmosfera era perfecta, Jung Min se acercaba lentamente a mi cara, comencé a cerrar los ojos.
Todo termino cuando alguien entro al comedor
-¡FELIZ CUM…! Oh lo siento no sabía. –Eun Hwa, como siempre feliz, había llegado saltando pero se paro en seco cuando se dio cuenta de la situación que interrumpió.
-No se preocupen por mi muchachos, sigan en lo que estaban.
-No, Eun Hwa espera.
-No me uses, mira no vendré a interrumpir más. Toma estos son sus regalos. Más tarde platicamos. Suerte.
Jung Min y yo nos miramos extrañados, cuando Eun Hwa volvió a asomar su cabeza al comedor.
-¡FIGHTING!
Solté una risita por lo bajo, después los dos reíamos como niños. Jung Min reacciono y camino hacia el reproductor de música, coloco un CD y se acerco a mi.
-¿Me permite esta pieza? –Dijo inclinándose como si yo fuera una princesa y él un príncipe- Hermosa dama.
Le propine un golpe en la cabeza, me ponía nerviosa.
-Claro BABO!
Cuando la canción empezó a sonar casi me caigo, Like Tears Are Falling sonaba.
Él, se acerco a mi oído, y con su hermosa voz cantaba para mi, estaba en el paraíso.
De pronto dejo de cantar, y con sus labios mordió mi lóbulo. Sabía que era uno de mis puntos débiles. Me estremecí.
Lentamente me beso hasta llegar a mis labios, yo lo esperaba con ansias.
Escritora: Paola Morales
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